miércoles, 8 de enero de 2025

Bashar Al Ásad y la crisis en Oriente Medio.

Sin duda alguna, el año 2024 ha sido un año muy difícil para Oriente Medio. En primer lugar, hablamos de la guerra entre Israel y Hamás en Gaza; en segundo lugar, del ataque de Israel en el sur de Líbano en su guerra contra Hezbolá; y, por último, del derrocamiento del régimen de Al Asad en Siria, tras 54 años de la familia en el poder. Los cambios en la geopolítica de la región, aún no terminan de configurarse, pero de hecho que resalta el surgimiento de Israel como hegemon y nuevo poder dominante.
Los ataques de Israel contra Hamás y Hezbolá han debilitado el Eje de la Resistencia que es un tratado de seguridad antiisraelí entre Irán y el grupo chií libanés Hezbolá; también incluye a Rusia y algunos grupos palestinos. Con ello, Israel también daña la posición de Teherán como su principal adversario en la región; con la caída del régimen en Siria, Irán se debilita aún más, pues este régimen garantizaba el suministro de armas entre Teherán y Hezbolá, quienes usaban territorio sirio como corredor. Es conocido, además, que Damasco es un enemigo histórico de Tel Aviv; por eso Israel está ganando terreno con la ocupación de los Altos del Golán y con sus bombardeos en la costa de Siria, sobre todo en Tartús donde se encuentra la base naval rusa.
Otro perdedor es Rusia que contaba con el apoyo de Al Ásad para mantener su único punto de acceso al Mediterráneo, donde está la base naval de Tartús. Rusia ha perdido influencia en Oriente Medio; y el bloque musulmán, antioccidental que lideraba Irán también ha colapsado. Sin embargo, los líderes del Eje de la Resistencia señalan que no hay tal colapso con la caída de Al Ásad y, en ese sentido, Israel ha amenazado al nuevo régimen sirio que, si permite a Irán restablecer su presencia en el país, o permite el traslado de armamento iraní o cualquier otro armamento de Hezbolá, responderá con fuerza.
Israel está acelerando sus planes expansionistas en Palestina y está aprovechando la inestabilidad en Siria, que no deja de ser una amenaza para Tel Aviv por el posible establecimiento de un régimen islamista. Esta inestabilidad siria podría agravar las rivalidades ideológicas, étnicas y religiosas en el Líbano y en Irak. Ankara teme a los kurdos asentados en el norte de Siria, por lo que busca crear una zona de seguridad ahí; por otro lado, Turquía pretende convertirse en líder del mundo musulmán llenando el vacío que deja Teherán.
Con este escenario en el 2025, Israel impulsará la colonización del norte de Gaza y la anexión de Cisjordania ocupada. La debilidad de Rusia puesta en evidencia en Siria, puede plantear un cambio de estrategia en las negociaciones de paz con Ucrania. Por último, en estas fiestas de Navidad, ¿es posible una tregua en los ataques de las partes en conflicto? Justamente, las partes en conflicto son judíos o musulmanes, es decir no son cristianos.

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