NARCOPOLITICA
Por Francisco Narrea San Miguel
El narcotráfico se desarrolla de acuerdo a la ley de la oferta y la demanda, y las drogas, después de las armas, constituyen el mercado mundial más grande. Este negocio mueve más de 500 mil millones de dólares al año. El doble del gasto anual en combustibles de EE UU y lo que consumen en drogas en ese país es equivalente al 50% del presupuesto militar norteamericano; siendo así el país de mayor demanda y el mayor consumidor del mundo. En el Perú, este negocio mueve 2 mil millones de dólares. El Perú es el mayor productor de hoja de coca del mundo, y tal vez, el mayor productor de pasta básica. Esto ha originado una relación de naturaleza compleja y multifacética entre ambos países y otros de la región.
Esporádicamente recibimos anuncios sobre algunos decomisos. Recientemente se incautó tres toneladas de pasta básica lavada de cocaína cuyo precio es de 400 millones de dólares en el mercado internacional. En mayo del año pasado, la policía le incautó a "los camellos" dos toneladas de PBC cuyo destino era el mercado europeo; vinculándolos a un congresista de la República. Recordemos que anteriormente "Vaticano" acusó al "ex asesor" presidencial de cobrarle un cupo de 50 mil dólares mensuales. No olvidemos a la fiscal antidroga condenada hace poco.
Salvo casos aislados, se conoce poco sobre las "mafias" del narcotráfico en el Perú, no sabemos cómo funcionan en realidad sus vinculaciones transnacionales, sus mecanismos financieros, cómo se articulan con el sector productivo, cómo se introducen en las más altas esferas del poder. Las medidas para controlar el lavado de dólares como una forma de abordar la fase financiera no ha dado los resultados esperados. Cada vez son mayores las multimillonarias ganancias que se "lavan" en sistemas bancarios privados. En estos momentos de desconcierto que vivimos los peruanos, por el descubrimiento de fabulosas cuentas del ex asesor presidencial Vladimiro Montesinos, es necesario retomar el debate sobre uno de los principales problemas que debe afrontar el país.
EE UU pone ahora más énfasis en tomo a la demanda, sin embargo, el tema de las drogas no lo podemos enfrentar disminuyendo la atención a la problemática de los países productores como Perú y Bolivia. En Colombia, EE UU libra otra guerra (contra las FARC), que con un cinismo subterráneo llama la guerra contra las drogas a la guerra contra las guerrillas. Como se hizo en Argentina en la década de los 70, la guerra contra las drogas era una lucha antiguerrilla, con los resultados que conocemos. Olvidan que esta guerra no es un problema bilateral, sino es un problema de seguridad y estabilidad subregional. Los tentáculos que se introducen en el poder atentan contra la gobernabilidad y la vialidad democrática de nuestros países. La guerra contra las drogas no es contra una "conspiración roja", no es una guerra ideológica. En Colombia, las medidas represivas sólo han generado más violencia.
En el Perú, como dicen los americanos, estamos worse than ever en todos los aspectos. El poder económico del narcotráfico ha penetrado en las más altas esferas del sistema político y del aparato judicial. Con la guerra antisubversiva se habló de narcoterrorismo y se encargó a la FF AA la lucha contra el narcotráfico en las zonas de emergencia. Lo que se consiguió es que los cupos que cobraban Sendero y el MRTA sean trasladados a algunos jefes militares de la zona. Pero, ¿quién ubicaba a los jefes militares que debían combatir este negocio? ¿Quién digitaba el nombramiento de los jefes policiales antidrogas?.
La erradicación y la sustitución de cultivos han sido un completo fracaso. Mientras tanto, el narcotráfico se ha convertido en un negocio de políticos, militares y magnates que buscan nuevos; mercados y nuevos productos. Nuevas maneras de eludirlas "desinteresadas" acciones de interdicción. Es necesario dar un paso atrás, pero no para dar un gran; salto hacia delante (como decía Mao), sino para asumir una actitud crítica de análisis serio, para así replantear la lucha antinarcotráfico más de acuerdo a la realidad. Es importante una reflexión sobre las contradicciones sociales y políticas que la producción y comercialización de drogas ilegales genera en nuestra sociedad. No dejemos que la narcoburguesía se apodere de nuestro país.
(Publicado en Expreso, Pág. 23; 27/11/2000)
martes, 8 de febrero de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario