lunes, 5 de mayo de 2025

LA GUERRA MUNDIAL ES COMERCIAL

La guerra mundial iniciada por los aranceles de Trump es un hecho sin precedentes que está desestabilizando la economía global; se ha generado una incertidumbre sobre la evolución de la economía americana, los índices de la bolsa van a la baja y eso preocupa a los inversionistas. Estados Unidos es el mayor importador del mundo, y su balanza comercial arroja déficits enormes, sobre todo con China, Japón, Corea del Sur y la Unión Europea; la guerra comercial iniciada por Trump pretende supuestamente nivelar la balanza comercial con esos países con los que tiene un déficit significativo.
Ciertamente, las previsiones de crecimiento económico global que el Fondo Monetario Internacional calculaba en 3.3% se redujo al 2.8%; entonces habrá menor crecimiento y mayor inflación, esto originado por las medidas arancelarias de Trump. El FMI también prevé que Estados Unidos crecerá 0.9% menos debido a la guerra comercial iniciada por Trump, lo que demuestra que el presidente USA no ha medido el impacto de sus medidas arancelarias en la economía global. Con esto, lo que la administración Trump ha logrado es que sus aliados tradicionales se distancien y adopten medidas “reciprocas”, surgiendo un nuevo actor que aprovecha la coyuntura global para sacar ventajas y asumir el liderazgo en defensa del libre mercado.
Ese nuevo liderazgo asumido por Xi Jinping lo ha llevado a una gira por el Sudeste Asiático; EEUU trato de forzar a estos países a restringir sus negociaciones comerciales con China, incluyendo las importaciones de petróleo por China. Con esas medidas, lo que ha logrado Donald Trump es vulnerar el modelo económico liberal vigente, soslayar los tratados de libre comercio con otros países e ignorar a la Organización Mundial de Comercio OMC.
La visita de Xi al Sudeste Asiático, así como la visita de Pedro Sánchez presidente del Gobierno Español a Vietnam, demuestran la importancia geopolítica de esta región en la guerra por el comercio mundial. Obviamente, quien va saliendo perjudicado en esta guerra es el propio EEUU, que con sus aranceles motivaron a estos países a acercarse a China, mientras Xi se muestra como un defensor del comercio mundial frente a Washington. Ahora la mayoría de países tratan de diversificar sus mercados para reducir riesgos; por ejemplo, países como Vietnam tratan de consolidar su industria manufacturera y de ensamblaje, absorbiendo parte de la producción china.
Al final, la marcha atrás de Donald Trump solo demuestra que EEUU no midió el impacto global de las medidas arancelarias. Amenazas a los países que compren petróleo de Venezuela, las amenazas a Canadá y México; el incremento de aranceles para la industria automotriz; las amenazas de aranceles exagerados a los productos chinos, así como los aranceles a los países de la Unión Europea, solo alteraron las bolsas del mundo. Trump pensó que con esas medidas aumentarían los ingresos federales; sin embargo, no consideró las medidas reactivas o reciprocas de los países afectados por sus medidas.
Un ejemplo de las reacciones del mercado, es el cobre, cuyo valor descendió un 18% desde el inicio de la guerra comercial. Presionar a las empresas que migraron de EEUU hacia China o países del Sudeste Asiático, para que regresen y así evitar las medidas arancelarias, es no tener visión de todo el panorama mundial del comercio. Los fines políticos que también están detrás de las medidas económicas, tampoco tuvieron buenos resultados y por el contrario generaron rechazo y vulneraron la capacidad de negociación de EEUU, promoviendo que la UE busque su autonomía. Ese es el resultado de las políticas de Trump, incluyendo el hecho de que China aumente su presencia en América Latina; por último, promovió la alianza entre China, Japón y Corea del Sur para impulsar un Acuerdo de Libre Comercio y hacer frente a los aranceles de Trump.

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