viernes, 16 de agosto de 2024

1984

Hace poco volví a leer esta novela de George Orwell, en la que nos advierte sobre el futuro del hombre sin amor y lealtad; resalta que el amor, el sexo y la familia sujetan las emociones de la vida humana a nuestra individualidad, la que está condenado a perder en una sociedad dominada por un gobierno totalitario, en un mundo gobernado por dictaduras socialistas, que son difíciles de desplazar del poder, debido a que tienen las fuerzas armadas a su servicio, a cambio de compartir privilegios y poder; oligarquías que ejercen una violencia selectiva y sistemática contra la población civil que no comparte la ideología del régimen.
Orwell narra con toda claridad las características de estos gobiernos socialistas donde predomina la mentira, como una trampa del lenguaje para manipular los sentimientos de las personas; culpan de la escasez económica al régimen capitalista, es decir, al libre mercado, a la libre competencia, a la igualdad de oportunidades y la justicia independiente, la misma que no existe en los regímenes totalitarios como el de Cuba, Nicaragua o Corea del Norte; también Venezuela, donde ahora se pretende encarcelar a los lideres de oposición que triunfaron en las últimas elecciones. Maduro llama traidores a los que en su mayoría jóvenes abandonaron el país en busca de la prosperidad y de un mejor futuro para ellos y su familia, esperando regresar a una Venezuela libre en algún momento.
En estos regímenes totalitarios predomina mucho el aparato de propaganda política, que abona el terreno de cultivo con mensajes y términos a favor de los pobres, con medidas asistencialistas y contra la explotación capitalista del libre mercado, con lo que en un primer momento permitió que germinara y se arraigara la terrible planta del socialismo, por la que optaron los venezolanos con Hugo Chávez. Regímenes socialistas que dan vida al Foro de Sao Paulo y que suponen un respaldo internacional para estos países de gobiernos totalitarios. Entonces surge la manipulación a través de la mentira otra vez; ahora Maduro pretende achacar al imperialismo la serie de mentiras contra el régimen, le echa la culpa a X (antes Twitter), a WhatsApp, a Tik Tok (China) señalando que las redes sociales están manipulando y engañando a la juventud venezolana en contra de la democracia bolivariana.
El régimen controla todo, interviene celulares en la calle, encarcela sin proceso judicial a los opositores, hay una criminalización de la protesta; como el Gran Hermano (Stalin) de la novela tiene ojos y oídos que vigilan la ciudad y protege la democracia del enemigo de la desinformación que le atribuye a Elon Musk. Si bien esta novela se escribió en 1948, nos deja en claro que la amenaza socialista es real; nos señala la incompatibilidad del marxismo-leninismo con la democracia, su incompatibilidad con la libertad.

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